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Vivimos en una era donde nuestras vidas están cada vez más entrelazadas con el mundo digital. Desde las redes sociales hasta las plataformas de trabajo remoto, pasamos horas construyendo y manteniendo una presencia virtual. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en el «Ego Digital» que estás creando?

El Ego Digital no es más que una extensión de nuestra identidad, una versión curada y filtrada de quienes somos. Es el reflejo que mostramos al mundo a través de nuestras publicaciones, historias y comentarios. Aunque puede ser una herramienta poderosa para conectar y crecer, también puede convertirse en una trampa si no lo manejamos con conciencia. Se puede convertir en una relación tóxica y dependiente, debido a que todo el tiempo sientes la necesidad de entregarle «contenido» al mundo digital porque te da temor de ser olvidado o no recordado. Y también sientes que si no recibes una validación por medio la interacción del resto del mundo con lo que publicas, no sirve o no funciona lo que estás haciendo en tu vida. Caes en un circulo vicioso de seguir entregando, porque siempre quieres recibir.

Creo que el #EgoDigital se CONSTRUYE de varios elementos:

  1. La validación externa: Likes, comentarios y seguidores se convierten en una medida de éxito o valor personal.
  2. La comparación constante: Al observar las vidas aparentemente perfectas de los demás, es fácil caer en el juego del «qué me falta».
  3. El contenido curado: Mostramos lo mejor de nosotros mismos, dejando por fuera los momentos menos agradables o imperfectos.

Todos estos factores contribuyen a una versión digital de nuestra identidad que puede ser muy distinta a nuestra esencia real.

Tener un Ego Digital no es algo negativo, sin embargo, hay ciertos riesgos asociados:

  • Pérdida de autenticidad: En el afán de construir una imagen ideal, podemos alejarnos de nuestra verdadera identidad.
  • Dependencia emocional: La búsqueda de aprobación constante puede afectar nuestra autoestima.
  • Estrés y ansiedad: El deseo de mantenerse relevante en un mundo digital tan competitivo puede ser abrumador.

Es por eso que en este escrito de mucha reflexión (algo que me encanta hacer constantemente) quiero que consideres PROCESAR mejor tus intenciones con el mundo digital.

Recordemos que somos más que lo que vemos y consumimos por nuestros sentidos. Somos más de lo que queremos aparentar por ese «compromiso digital» y por supuesto somos más que handles, filtros y hashtags.

El Ego Digital no es algo que se pueda eliminar, o es que acaso el EGO ¿se elimina? … Creo que la clave es entender, reconocer y manejar mejor nuestras intenciones de consumo y participación en este mundo paralelo a lo que llamamos realidad. Es una parte de nuestra identidad, pero no lo es todo. Al cultivar una relación más consciente con nuestras plataformas, podemos usarlas como herramientas para crecer, conectar y compartir de manera genuina, auténtica y por su puesto saludable.

¿Y tú, cómo percibes tu Ego Digital? Reflexionar sobre esto puede ser el primer paso hacia una experiencia más sana y enriquecedora en el mundo virtual. Envíame un DM a mis redes personales o a las del club con las palabras EGO DIGITAL y así me daré cuenta que estuviste por aquí leyendo esta reflexión, y si quieres podemos reflexionar más al respecto.

Por. Marcela Calero